Una de las principales fuentes de alegría que tiene Netflix está en los títulos de catálogo. No es nada raro ver entre las películas más vistas de la plataforma a títulos que no son producciones originales suyas y sospecho que eso es exactamente lo que va a suceder en el caso de ‘Infinite’, largometraje de ciencia ficción que ya podéis ver allí.
Una de las particularidades de ‘Infinite’ es que fue una de esas películas previstas para verse en cines que acabó llegando de forma directa al streaming como resultado de la pandemia de coronavirus. En Estados Unidos se lanzó a través de Paramount+, mientras que en España pudo verse primero en Amazon Prime Video, pero ahora ha dado el salto a Netflix.
Por mi parte tengo claro que ‘Infinite’ fue una decepción mayúscula, ya que esta adaptación de la novela de D. Eric Maikranz propone un cóctel de ideas muy estimulante sobre el papel que luego sirve como base para una película que está más cerca del despropósito que de cualquier otra cosa. A su manera, no deja de ser una especie de cruce entre ‘Matrix’, con Mark Wahlberg dando vida a una especie de Neo, cine de superhéroes -ahí por ejemplo es difícil no acordarse de ‘La vieja guardia’, la discreta cinta de Netflix protagonizada por Charlize Theron de la que pronto veremos una secuela.- y ciertos toques de ‘Origen’, la aclamada película de Christopher Nolan.
Por desgracia, la base argumental de ‘Infinite’ acaba siendo un batiburrillo que consigue algo que tiene un extraño mérito: acabar siendo de lo más genérica y al mismo tiempo caer a menudo en el sinsentido. Ni siquiera tener tras las cámaras a Antoine Fuqua, uno de los mejores directores de acción que hay actualmente en Hollywood, sirve para redimirla, ya que estamos ante una de las peores películas del máximo responsable de títulos como ‘Training Day’, ‘Objetivo: La Casa Blanca’ o la saga ‘The Equalizer’, cuya tercera entrega deberíamos ver este mismo 2023. Sí es verdad que las escenas de acción están por encima del resto, pero no lo suficiente para compensar todo lo demás.
El resultado aquí es una película tremendamente inferior a todas las películas de las que bebe y que malgasta una premisa que invitaba a pensar en un gran espectáculo con ciertos toques reflexivos. Una vez vista, es lógico que Paramount la sacrificara para convertirse en mero contenido de streaming.